Zu den Megalographien in der tartessischen Vasenmalerei

Resumen

El artículo se centra en el grupo de vasijas orientalizantes pintadas como único género que lleva pintura figurada en el marco de la cerámica tartésica. Se caracteriza por darse en gran formato, es decir, como megalografía. El uso de este rasgo formal muestra una proximidad directa con la cerámica griega, especialmente con la protocorintia y corintia, donde aparece por primera vez a partir de mediados del siglo VII a. C. El análisis y la comparación de la pintura de estas vasijas hispanas con otras características de la cerámica protocorintia y corintia, como los rasgos técnico-formales, de sus motivos y su compositición, arroja una gran cantidad de similitudes y parecidos. Por lo tanto, resulta inevitable llegar a la conclusión de que modelos griegos correspondientes procedentes de la pintura de los vasos corintios sirvieron de orientación para los vasos tartésicos. Unos pocos vasos griegos con pintura megalógrafa podrían haber llegado al suroeste de Hispania hacia finales del siglo VII a. C. o principios del siglo VI a. C. Los pintores hispanos recurrieron a su imaginería cuando la élite tartésica – en esta época en la cúspide de su poder – exigió representaciones figurativas. Como recipientes para las pinturas se utilizaban grandes recipientes cerrados, las llamadas ánforas, que se asocian al mundo fenicio.