Miniaturhermen aus Stein : Eine vernachlässigte Gattung kleinformatiger Skulptur der römischen Villeggiatur
https://doi.org/10.34780/bqj3-f32k
Resumen
El presente trabajo trata de los bustos de hermas de tamaño pequeño esculpidos por separado en piedra, un género del arte decorativo romano al que se ha prestado poca atención hasta ahora. Las esculturas son de tamaño significativamente menor que el natural, tienen cortadas la parte posterior verticalmente, la inferior horizontalmente y las laterales verticalmente por los hombros. Frecuentemente han sido elaboradas en piedra de color y sus ojos son apenas ahondados. No está documentado en la literatura si la palabra hermula fue aplicada para este género. La finalidad de nuestra investigación consistía en mostrar el significado de esta variedad de formato pequeño para el arte decorativo en Roma y en sus provincias. Tratamos algunos aspectos, hasta ahora poco considerados, como la dispersión geográfica, tiempo de producción, motivos, repertorio iconográfico, contexto decorativo y su ambiente sociológico. Los 86 ejemplares hispánicos de los 412 hermas del catálogo constituyen el mayor grupo regional fuera de Roma. Aunque nuestro conocimiento de la cultura de las villas romanas, y consecuentemente de los hermas, resulte de las investigaotras facetas del arte decorativo romano dentro de una provincia. Como género nuestros hermas de pequeño tamaño se remontan a una tradición helenística. Sus antecesores, por lo que se refiere al tamaño así como al tema y a su ubicación dentro de la villa, se encuentran ya en el siglo II a. C. en Délos. No ha sido posible demostrar su existencia en el mundo helenístico y parece que la producción por separado de bustos y fustes ha sido una innovación romana. Su aceptación fue debida en gran parte a esta elaboración por separado que permitía utilizarlos para diferentes objetivos, con fuste, como piede mesa o solamente como busto.
Casi en todo el Imperio Romano podemos encontrar los hermas en miniatura, cuyo repertorio iconográfico ha sido determinado por la temática dionisíaca y pertenecía, igual que los oscilla, relieves decorativos y de máscaras, principalmente a la decoración de las villas. Estas hermulae estaban colocadas al aire libre, sobre todo aquellas que decoraron los jardines y peristilos. Los lugares donde se encontraron los hermas sin fustes, en el interior de las casas, permiten suponer que pertenecían a los lararia. Los hermas fabricados por separado servían también de pie único para mesas. Una característica de estas mesas era su apariencia suntuosa originada por los colores de los diferentes mármoles utilizados.
La diversidad del material así como los contextos de colocación de los monopodia demuestran su carácter representativo. Los contextos nos permiten ver que los monopodia no servían para uso diario, sino para la sustitución de lararia en forma de nichos o edículas; según nuestro criterio, en contextos profanos, en esas mesas suntuosas se presentaba la vajilla de lu)o. De esta manera, los hermas como las demás esculturas debían tener, aparte de su carácter representativo, también una connotación sacral. El tiasos dionisíaco simboliza en el sentido mas amplio felicidad, bienestar y éxito, los deseos humanos básicos que había que proteger mediante los dioses representados por el herma. Los estudios iconográficos de las hermulae comprueban que los escultores podían recurrir a un amplio repertorio de motivos. La selección, orientada por el significado, era finalmente cuestión de gusto, mientras que las formas iconográficas eran apropiadas para transmitir determinados contenidos y constituían una cierta memoria colectiva.
La producción de nuestros hermas empieza en el último tercio del siglo I a. C. y termina, con mucha probabilidad junto con los demás géneros decorativos, en la primera mitad del siglo II d. C. No es fácil contestar si el fin de la producción de los hermas tuvo que ver con cambios sociales, es decir con la construcción de las grandes casas de vecindad a finales del siglo I d. C., o con el agotamiento de sus
contenidos. La posterior utilización y reutilización en algunos casos hace patente que mantuvieron su función como esculturas decorativas hasta la antigüedad tardía y que se utilizaron también en nuevos contextos religiosos.
En su función sociológica como escultura decorativa, los hermas en miniatura servían para fines representativos. Se puede decir que estos hermas formaban parte del lujo de la capa social media, pero seguramente no del repertorio general de los propietarios aristocráticos de villas. Apoyándose en el gusto aristocrático, el herma pequeño se desarrolló a partir de los grandes hermas de bronce y mármol
y se adaptaban por su tamaño especialmente a aquellas villas pequeñas de la rica capa social media, que conocemos de Pompeya. También en la Península Ibérica, los hermas, asi como otros tipos de plástica dionisíaca, cumplían una función semejante dentro del ámbito de las villas, pues sus propietarios esperaban expresar mediante ellos su deseo de participar en la felicidad dionisíaca. La variedad de los hermas
representa además otro testimonio de la aculturación de los habitantes de Hispania que se convierten en romanos instruidos y cultos, y demuestra la integración cultural y la reivindicación representativa de los provinciales a partir de la segunda mitad del siglo I d. C. La posterior utilización y reutilización de algunos ejemplares hasta la antigüedad tardía documenta además su estimación artística e ideológica.