Fuente Álamo. Vorbericht über die Grabung 1999 in der bronzezeitlichen Höhensiedlung
https://doi.org/10.34780/k4fn-iufw
Resumen
En la presente campaña, los principales objetivos de investigación se han centrado en las técnicas
constructivas y la cronoestratigrafía de la ladera sur del poblado. Después de una primera evaluación de los hallazgos se ha podido observar una diferencia sustancial entre la construcción de las
terrazas argáricas y las del Bronce Tardío, ya observada en campañas anteriores, siendo las dimensiones
de las argáricas de 3–4 m. En una pequeña ampliación realizada en el corte 39 se pudo excavar,
por vez primera, los dos muros de las limitaciones laterales de una casa argárica, alcanzando una
anchura interior de casi 4 m. Con el estado actual de la investigación resulta todavía prematuro determinar
si los resultados obtenidos de las dimensiones, tanto de las terrazas – dato confirmado en varias
ocasiones –, como de la casa excavada, son extrapolables a toda la ladera. Para la zona excavada hasta
ahora se puede contar con la construcción de aproximadamente nueve o díez terrazas, cuya longitud
alcanza los 30 m. Sin embargo, desde la campaña de 1996 se ha podido constatar que las terrazas construidas
durante el Bronce Tardío eran bastante más extensas y, por tanto, exigen un punto de arranque
y nivelado más elevado que las terrazas argáricas precedentes. En el área del testigo ubicado entre
los cortes 40 y 41 se ha podido documentar un muro de cierre de una gran casa con trayectoria ladera
hacia abajo que permite deducir una anchura de terraza de entorno de unos 6 m. Por tanto, en
la misma ladera, a diferencia de las nueve o díez terrazas calculadas para la época argárica, tan sólo se
pueden estimar un total de cuatro para el período del Bronce Tardío. Considerando que las excavaciones
en esta zona no llegan al 1,5 % del total de la superficie construida, resulta muy aventurado
extraer conclusiones acerca del uso habitacional del espacio. En relación con la estratigrafía de la ladera
sur, el sistema edilicio de aterrazamiento empleado durante el Bronce Tardío y hacia finales de El
Argar ha producido profundos cortes hasta la roca madre que han impedido observar una continuidad
en la secuencia estratigráfica a lo largo de la ladera. Un efecto similar también han provocado los
muros de apoyo asentados sobre la roca y conservados hasta los niveles superficiales. En consecuencia,
para el período argárico tan sólo se han podido registrar secuencias estratigráficas en áreas de
tamaño reducido, siendo imposible determinar, a través de la lectura de los perfiles, la relación entre
unas y otras ni su relación con el contexto global de la ocupación argárica en este yacimiento.
La práctica habitual de la cultura de El Argar de enterrar en el interior del poblado, se ha documentado
también en la ladera sur de Fuente Álamo, tratándose en este caso de dos tumbas en pithoi,
números 111 y 112. Es sobre todo el descubrimiento de la tumba 111 el que revela nuevos aspectos sobre
el conjunto poblacional de Fuente Álamo y cuya representatividad va más allá de la importancia de su
ajuar funerario. Los cuerpos, en posición fetal y sobre el costado derecho, fueron colocados con la cabeza
al fondo del pithos. Debajo de una de las piedras de cierre de la laja de pizarra que cubría la boca del
pithos de la tumba 111 se han conservado improntas de un tejido. Mientras que la tumba 112 presentaba
un ajuar modesto, la tumba 111 destaca por la riqueza de su ajuar: brazaletes, anillos de bronce y plata
y un conjunto de aproximadamente 50 cuentas de collar realizadas con materiales diversos, entre ellos
12 de plata, así como un puñal de bronce con tres remaches. Esta tumba, extraordinaria por su riqueza,
se confirma como la primera inhumación de este tipo, cuando hasta ahora en la ladera sur de Fuente
Álamo tan sólo se ha excavado una inhumación en cista con un ajuar menos rico con un puñal de bronce
y un punzón, además de otros cuatro enterramientos sin ajuar alguno. Este resultado contrasta con
el obtenido de las campañas anteriores, en las que se ha documentado en la cima y la ladera este del
poblado un total de 50 tumbas que presentaban ajuares más ricos. Todo parece indicar que ambas áreas
se configuran como una zona residencial de una clase de rango social más elevado, siempre y cuando se
parta de la base de que las tumbas se ubican en las inmediaciones de las viviendas. Sin embargo, la ladera
oeste, por los ajuares funerarios recuperados de 34 tumbas – de las cuales tan sólo una de ellas contenía
un anillo en espiral de plata – posiblemente nos remita a una zona residencial de ‘segundo rango’.
De la excavación del corte 42 se pudo obtener una serie de importantes resultados, de modo que
han podido dar respuesta satisfactoria a una serie de cuestiones acerca del poblamiento en esta vertiente. Especial mención merece el descubrimiento de cuatro tumbas, tres inhumaciones infantiles en vasijas
(91, 92 y 96), así como una inhumación en fosa con cubrición de piedras (93). Los enterramientos
infantiles corresponden a la fase de El Argar B en general, así como la tumba 93; esta última, aunque
sincrónica, corresponde a un momento algo más avanzado de esta fase. Con la presencia de estas tumbas
se ha podido documentar un horizonte estratigráfico más reciente, bajo el cual se encuentran estratos
con evidencias constructivas. Dado que en el sudeste del corte 42 apareció una secuencia de dos
muros superpuestos, cabe deducir una fase ocupacional prolongada. Se puede concluir para esta zona
– al menos para la reducida extensión de este corte – un cambio de funcionalidad en el uso a lo largo del
tiempo: a una primera fase ocupacional de hábitat le sucede una segunda fase de enterramientos.
La cerámica postargárica de la ladera sur estudiada por O. Arteaga y A.-M. Roos ha podido sistematizarse
desde el punto de vista formal y funcional en ocho grupos, entre la cerámica fina y la común.
De gran interés resulta la ubicación de esta cerámica dentro del contexto estratigráfico de Fuente Álamo
por encuadrarse en una etapa inicial del Bronce Tardío en el sudeste de la Península Ibérica. Las fechas
calibradas de C-14 para el horizonte del Bronce Tardío abarcan desde el 1500 hasta el 1300 a. C. La evidencia
de una ocupación continua en la ladera sur de Fuente Álamo, desde los comienzos del período de
El Argar, debe ser entendida como un proceso en el que el surgimiento de la época del Bronce Tardío es
el resultado de un cambio económico-político de la propia cultura argárica. Por tanto, en relación con
otras áreas peninsulares se debe interpretar la formación de la sociedad del Bronce Tardío en el sudeste
como reflejo de un desarrollo de principados postargáricos que implican una reorganización espacial del
territorio.