Baudekor von Munigua

Resumen

En este trabajo se estudia la decoración arquitectónica de Munigua (‘Castillo de Mulva’, Villanueva del Río y Minas, prov. Sevilla). Inicialmente se ha tratado, sobre todo, de presentar los hallazgos de la forma más amplia posible. Ha continuación se ha evaluado el material en la medida de las posibilidades y se ha estudiado con vistas a una elaboración de la historia arqueológica de la ciudad. Si bien Munigua pudo haber estado habitada ya desde el siglo V a.C., hasta la fecha no se conocen indicios inequívocos de decoración arquitectónica republicana resp. de los principios de la época imperial. A partir de la fase urbanística de los tiempos flavios, tanto las construcciones del ámbito privado como las públicas y religiosas fueron dotadas con decoración arquitectónica. La decoración de mármol se limitaba al ámbito de lo sagrado, mientras que en las casas de la ciudad y en el foro predominaba un tipo de construcción rápida y económica, con ladrillos y estuco. El comienzo de la fase arquitectónica está marcado por los capiteles C15-C18, que probablemente fueron realizados –como muy tarde– a inicios de los tiempos flavios. Pero también en el segundo siglo se definieron normas de construcción. Se puede observar un cierto lujo de mármol, tanto en esculturas como en pedestales de estatuas, en tiempos antoninos e incluso en tiempos severos. En cualquier caso, en todo momento llama la atención la absoluta ausencia de elementos arquitectónicos macizos y de gran formato fabricados en mármol, tales como columnas, arquitrabes y grandes cornisas. Puede ser que no se dispusiese de dinero suficiente o que el transporte a esta ciudad algo aislada resultase demasiado caro o imposible. Se verifica la existencia de capiteles al menos hasta finales del siglo III. El predominio de rasgos de la ornamentación arquitectónica de otros centros de la región en los capiteles, las tejas antefijas decoradas y los pilares con zarcillos permite suponer que una gran parte de los elementos arquitectónicos ornamentales de buena calidad, de Munigua, no fueron fabricados en el lugar. Pudieron, por ejemplo, haber sido comprados en Córdoba y llevados a Munigua. Un terremoto a finales del siglo III provocó la ruina de numerosos edificios y supuso el fin de la decoración arquitectónica muniguense. Con motivo de la construcción de la muralla se desmontaron obras de la arquitectura monumental flavia para su reutilización. Como fecha más tardía, desde el siglo IV se verifica un intenso aprovechamiento de expolios, sin que hasta ese momento se fabricase o adquiriese una decoración arquitectónica propia.