Frühbronzezeitliche Kontakte im westlichen und zentralen Mittelmeerraum und die Rolle der Iberischen Halbinsel

Resumen

La revisión detenida de los objetos y manifestaciones culturales de tipología oriental encontrados en el Mediterráneo occidental y central suministra suficientes argumentos para poder afirmar la existencia de interacciones entre poblaciones del Mediterráneo occidental, central y oriental durante el Bronce Antiguo. Aunque en última instancia, la verdadera prueba de estos contactos sería constatar la existencia de auténticas importaciones desde el Mediterráneo oriental, tales importaciones no se han podido verificar todavía por la falta de análisis científicos. Sin embargo, una interpretación de estos objetos como consecuencia de unos fenómenos de convergencia tampoco nos parece satisfactoria. En este sentido, la mera existencia de jabalinas de tipo sur palestino en el sudoeste de la
Península Ibérica exige una explicación, que a nuestro entender tan sólo puede estar en el marco de interacciones, sean de tipo directo o indirecto, entre poblaciones de los dos extremos del Mediterráneo. Por otra parte, la existencia de objetos como estas jabalinas hace más verosímil una explicación parecida para los demás objetos o manifestaciones culturales con paralelos en el Mediterráneo oriental. Dentro de la historia de los contactos mediterráneos en el Bronce Antiguo hay que distinguir dos etapas: la segunda mitad del 3er milenio y la primera mitad del 2o a. C. Esto no solamente se refiere a los objetos y manifestaciones culturales implicados, sino también a las zonas geográficas que participan en estas interacciones. En lo que se refiere a la segunda mitad del 3er milenio a. C., encontramos objetos exóticos sobre todo en el sudoeste de la Península Ibérica. Así es como a través de Creta, Sicilia, el sur de Italia y Cerdeña llega el conocimiento de la existencia de diademas de chapa de oro, ídolos antropomorfos y vasijas geminadas a la Península Ibérica. El mismo camino han recorrido las importaciones de jabalinas del tipo sur palestino encontradas en el sudoeste. Pero la Península Ibérica actuó al mismo tiempo a modo de conexión entre el mundo mediterráneo y atlántico, como demuestran los hallazgos de diademas de chapa de oro en la Bretaña francesa e Irlanda. En el transcurso de estos contactos entre las Islas Británicas y la Península Ibérica, detectados por lo menos desde el Campaniforme, la idea de la alabarda llegó de Irlanda a Francia y
la Península Ibérica. En el estado actual de las investigaciones, las circunstancias y motivos de estas interacciones no se nos presentan con claridad. Aquí tendremos que sopesar varios modelos teóricos conforme al avance de nuestra investigación. De momento, barajamos la idea de que se trate de contactos esporádicos entre las élites locales. Éstos se podrían haber desarrollado en forma de viajes de exploración y, sobre todo, para obtener prestigio y nuevos conocimientos. Parece claro que las élites locales intentaron obtener objetos exóticos para subrayar y legitimar su poder. Con el comienzo del 2o milenio el sudeste español gana en importancia. Aumentan los datos que hablan a favor de contactos marítimos. Se mantienen los contactos con el Egeo a través de Sicilia,
Italia, Cerdeña y el sur de Francia. Por esta ruta se introducen en la cultura de El Argar las copas de pie alto, las fayenzas y los enterramientos en pithoi. Pero al mismo tiempo, se empieza a exportar productos e ideas ibéricas, como alabardas, espadas cortas y puñales de tipo argárico hacía el sur de Francia, Cerdeña, Centro Italia y Creta, de manera más frecuente. Los objetos en cuestión los encontramos en España sobre todo en las tumbas más ricas, al igual que parece que es la élite sarda la que importa espadas cortas y vasijas carenadas de tipo argárico. Por lo tanto, parece que las élites siguen representando un papel importante en este intercambio, a pesar de que los enterramientos en pithoi demuestran una gran aceptación por parte de la gran mayoría de la población. Esto lo interpretamos, de momento, como un signo de intensificación de las interacciones con las sociedades del Mediterráneo central y oriental en la primera mitad del 2o milenio.
Además hay que tener en cuenta, que el intercambio de metales, sobre todo de oro, plata y estaño, pero también de cobre, durante ambas etapas, tanto en la segunda mitad del 3er milenio como en la primera mitad del 2º, pudo haber tenido su importancia en estos contactos. Esto, al igual que el intercambio de otras materias primas y productos agrarios, habrá que analizarlo en el transcurso de nuestra investigación como un posible modelo explicativo. Pero de momento el
estado actual de la investigación y la falta de análisis de isótopos de plomo no nos permite aclarar esta cuestión.