Die Antikensammlung des D. Luis de Ávila y Zúñiga, Marqués de Mirabel, in Plasencia
https://doi.org/10.34780/3731-de5o
Resumen
La colección de antigüedades de D. Luis de Ávila y Zúñiga, marqués de Mirabel, en Plasencia,
constituye en sí un valioso legado al ser una de las primeras, si no la primera, colecciones arqueológicas
hispanas, y sin duda viene a proyectar luz sobre los comienzos del tipo de afición que es el
coleccionismo de antigüedades.
Fue creada a mediados del siglo XVI por Luis de Ávila y Zúñiga, miembro de los Supremos
Consejos de Guerra y Estado, bajo los reinados de Carlos I y Felipe II, y comendador de la Sacra
Milicia de Alcántara; desempeñó, a su vez, varias e importantes tareas en el extranjero, sobre todo en
Italia, donde representó a la corona española ante los papas Paulo III y Pío IV.
Luis de Toro, contemporáneo del coleccionista e íntimo compañero suyo, relata que en diversas
ocasiones el marqués de Mirabel fue obsequiado en Roma con esculturas de personajes conocidos de la
Antigüedad, entre los que tan sólo se conservan hoy en día, en Plasencia, un busto del emperador romano
Antonino Pío (nº 10 en el catálogo) y otros dos, a los que les falta la cabeza (nos 12 y 13). Otras piezas
recogidas, de procedencia incierta, son una cabeza de Claudio (nº 9), reelaborada sobre un retrato
de Calígula, quizá hallado en Mérida, y la imagen de un flamen Martialis (nº 11) de época galiena, seguramente
importada de Italia. Forman también parte de la colección seis aras funerarias completas y un
fragmento (nos 1 a 7), extraídos en Mérida y sus alrededores, y una estela funeraria de origen galo, traída
de Metz (nº 8) y una figura de animal, en piedra de granito, que posiblemente no es antigua (nº 14).
Al parecer la colección, tal como aparece hoy día, no fue la original. Fuentes literarias de los siglos XVI,
XVII y XVIII dan a conocer, además, otras piezas y revelan que la composición de la colección varió a
lo largo de los siglos. Acaso lo único que no cambió desde el principio es su emplazamiento dentro del
palacio, en el llamado pensil.